El inicio de la nueva Especialidad Médica en Cirugía General es, para San Martín, la síntesis de un camino largo ligado a la formación. "La docencia siempre fue algo que me motivó muchísimo desde el inicio", recuerda. "Siempre pensé en la docencia como un aspecto medular en mi formación, estando convencido de que puedo aportar a alguien que está aprendiendo y, sobre todo, convencido de que me aporta a mí".
San Martín se formó como residente en el Servicio de Cirugía General del Hospital Militar, un servicio con más de tres décadas de experiencia en la formación de residentes. Una vez finalizada su residencia ingresó como cirujano de staff y posteriormente asumió como jefe de residentes y jefe del servicio. Esa experiencia consolidó una idea de la medicina donde enseñar y aprender son procesos inseparables. "Seguir aprendiendo siempre y seguir enseñando siempre va de la mano. Son simbióticos, porque la docencia te incentiva a mejorar, a decir ‘tengo que ser mejor, quiero ser mejor".
La decisión de crear una nueva especialidad en cirugía general surge tanto de esa vocación docente como de una lectura crítica de la realidad sanitaria. San Martín señala que en Uruguay existe una marcada concentración de cirujanos en Montevideo, mientras el interior del país enfrenta carencias de profesionales. "Se sabe que hay una concentración muy grande de cirujanos en Montevideo y que el interior tiene carencias de profesionales en cirugía general", señala. "Las necesidades están superando la oferta que existe hoy en día, sobre todo en el interior".
Esa falta de recursos humanos no es un dato abstracto, sino algo que incide directamente en los tiempos de diagnóstico y tratamiento. "Hay muchas patologías muy frecuentes dentro de la cirugía, pero no estamos llegando a tiempo" advierte. "En lo oncológico, llegar después de esa ventana de oportunidad nos hace perder la posibilidad de hacer tratamientos que modifican sustancialmente el pronóstico y la calidad de vida de las personas". La especialidad se propone aportar a revertir esta situación formando más cirujanos generales, pero también cirujanos distintos capaces de adaptarse a una medicina en permanente cambio, de trabajar en red y de sostener una práctica centrada en la persona.
En ese sentido, San Martín insiste en que no alcanza con mejorar solo la capacidad técnica. "En la formación curricular muchas veces se le da mucho énfasis a lo técnico y se cuidan menos otras aptitudes que son claves para ejercer" plantea. "Lo técnico es imprescindible, pero acompañado de lo técnico tienen que venir otros perfiles igual de importantes trabajar en equipo, comunicar, gestionar emociones. No se puede ser médico y no tener esas habilidades tan a la par como las técnicas". Desde allí nace la idea de "crear un programa que contemple al profesional desde todas sus perspectivas, donde lo técnico tenga el mismo peso que las otras dimensiones".
Uno de los grandes diferenciales de la propuesta es el entorno donde se desarrolla la residencia. El Servicio de Cirugía General del Hospital Central de las Fuerzas Armadas combina alto volumen y alta complejidad. "En promedio al año hacemos entre 1300 y 1400 cirugías" detalla. "Eso siempre es un plus para quienes nos formamos en cirugía, porque la cirugía tiene mucho que ver con el número de cirugías que hacemos para desarrollar la habilidad técnica. Son horas de vuelo".
A la cantidad se suma la calidad y complejidad de los procedimientos. El servicio participa del programa nacional de trasplante hepático y realiza cirugías hepatobilio-pancreáticas de alta complejidad. "El trasplante hepático y la cirugía hepática compleja son tal vez de las cirugías más complejas que se pueden hacer en la cirugía general", explica. "Estar acostumbrados a lidiar con cirugías muy complejas te prepara un montón después, para cosas menos complejas, uno se siente mucho más preparado".
Pero el aprendizaje no se limita al acto quirúrgico en sí mismo. San Martín subraya la riqueza de acompañar a estos pacientes a lo largo de todo el proceso. "Más allá de la parte técnica, tiene que ver con la complejidad de la previa, del intra y del post, que exige una coordinación enorme de muchos actores, médicos y no médicos" cuenta. "Aprender de ese proceso es súper enriquecedor, porque uno aprende cómo se debe trabajar en equipo, cómo hay que apoyarse, cómo hay que delegar a veces y cómo hay que asumir responsabilidades en otras".
El servicio está organizado en unidades estables por áreas, como cirugía esófago gástrica y bariátrica, mastología, coloproctología o cirugía hepatobilio-pancreática, integradas por equipos que llevan años trabajando juntos. "Somos cirujanos que hace muchos años estamos ahí y nos quedan muchos años por delante; eso hace un staff muy estable", explica. “Esa estabilidad nos permitió formar grupos de trabajo, pulirlos, consolidarlos y hacer interdisciplinaridad. La forma de trabajo en equipo que tenemos entendemos que es muy particular y muy difícil de lograr en otro lugar".
La Especialidad Médica en Cirugía General tiene una duración de cinco años y se organiza en módulos de dificultad creciente, desde los fundamentos de la cirugía general y el manejo del paciente quirúrgico hasta la cirugía hepatobilio-pancreática y la oncología quirúrgica. El diseño se inspira en estándares internacionales como los del Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME). "Son estándares que funcionan como una hoja de ruta, un checklist de las competencias que tiene que adquirir un residente durante su formación", describe. “Pensamos el programa en función de esas competencias qué debe aprender el residente desde lo técnico, lo humano y lo ético, cómo lo vamos a enseñar y cómo lo vamos a ayudar a que lo aprenda”.
A lo largo de la especialidad, la práctica clínica en el Hospital Militar se complementa con simulación, ateneos y actividades académicas en la UCU Escuela de Postgrados. Cerca del 70 % de la carga horaria corresponde a actividad práctica, que incluye no solo presencia en block quirúrgico y guardias, sino también entrenamiento en escenarios simulados para trabajar comunicación, liderazgo y manejo de emociones. En paralelo, desde el primer año se recorre un trayecto de investigación que avanza de lo básico a lo aplicado y culmina en una monografía final. "Entendemos que docencia e investigación son indisolubles", afirma. "Es clave que los servicios generen investigación clínica y que los estudiantes se formen en eso".
El último año concentra varios de los hitos formativos. Por un lado, las y los residentes eligen un área de interés para profundizar su formación. "Después de haber pasado por todas las áreas, el residente elige cuál le gustó más y dedica su último año a esa área", explica San Martín. :Eso le da un know-how muy importante y una autonomía que lo va a diferenciar". Por otro lado, el programa prevé una instancia de formación en el exterior o en otros centros de alto volumen. “La experiencia de ir afuera y ver cómo se trabaja en otros lugares es única” sostiene. "Nosotros mismos la practicamos todos hemos ido al menos una vez y la mayoría más de una. Queremos predicar con el ejemplo lo que empiezan hoy en cirugía general es un camino que nunca termina".
El equipo docente que acompañará este recorrido reúne a cirujanas y cirujanos de referencia en cada área, con fuerte dedicación al Hospital Militar y trayectoria académica. "Somos un grupo con una dedicación casi exclusiva al servicio" destaca. "Estamos todos los días ahí. No es lo mismo tener un muy buen docente y verlo esporádicamente que tenerlo presente, construir un vínculo que va más allá de la relación docente-alumno". La relación docente-residente será especialmente cercana, con una proporción estimada de dos docentes por estudiante, lo que permite un acompañamiento personalizado y sostenido.
Más allá de los contenidos y la estructura curricular, San Martín insiste en que el programa se sostiene sobre una convicción lo humano debe estar siempre por delante. "Le damos mucho valor a lo humano" afirma. 'Estamos absolutamente convencidos de que los profesionales crecen desde lo humano. Es imposible lograr que un profesional sea un buen profesional si en lo humano no está conforme, contento, a gusto".
En este marco, el bienestar del residente y la prevención del burnout ocupan un lugar central. "El burnout en la residencia es un problema real", reconoce. "Estamos trabajando en herramientas para que no exista o, al menos, minimizarlo al máximo alcanzar un número adecuado de residentes, pensar bien los tiempos de descanso, generar espacios de reflexión grupal donde se pueda hablar de dificultades, emociones, sentimientos. No todo depende de nosotros, pero sí podemos modular muchas cosas".
A la hora de pensar por qué elegir cirugía general y por qué elegir esta especialidad, San Martín no duda en describir su disciplina como un camino amplio y desafiante. "Creo que la cirugía general es una especialidad fantástica por la complejidad que tiene y por la diversidad de tratamientos que exige manejar", afirma. "Forma médicos muy entrenados, desde cirugías pequeñas hasta cirugías muy grandes como el trasplante hepático. Es una especialidad muy completa, con un techo muy alto, que permite asumir todos los desafíos que uno quiera, siempre que tenga ganas de seguir avanzando".
La propuesta que encabeza junto a la Escuela de Postgrados y al Hospital Militar busca justamente abrir ese horizonte a una nueva generación de médicos. "Nos encanta recibir estudiantes, nos sentimos afortunados de poder hacerlo", dice. "Pensamos en que se formen como quieren y que se formen bien, pero también somos honestos nos hace bien a nosotros. Es una invitación a compartir la experiencia de trabajar juntos y a seguir siendo mejores, tanto ellos como nosotros".
La Especialidad Médica en Cirugía General comenzará su primera cohorte en abril de 2026. Las postulaciones se encuentran abiertas hasta el 23 de diciembre. La invitación es para quienes deseen construir su camino en la cirugía general con una formación rigurosa, sostenida en la experiencia clínica, el trabajo en equipo y una mirada profundamente humanista de la práctica médica.




















