Lucía Barboni, coordinadora académica de la Maestría en Psicología Forense y Penitenciaria, ha estado trabajando en un proyecto ejecutado por la Generalitat de Catalunya desde noviembre de 2023. Este proyecto se basa en el modelo islandés de atención integral a niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, conocido como Barnahus,liderado por Save the Children en la comarca del Vallès Oriental.
Esto marca un hito en las políticas públicas de protección a la infancia. Como coordinadora de una de las sedes en la provincia de Barcelona, Lucía tiene como labor fundamental proporcionar un entorno seguro y compasivo para aquellos niños y adolescentes que han sufrido traumas significativos. La colaboración entre instituciones y organizaciones refleja un compromiso sólido con la protección y el bienestar de los menores. Realizamos una entrevista a Lucía Barboni para conocer más sobre el proyecto y su impacto en la comunidad.
- Contanos sobre este proyecto que estás coordinando y cuáles son las razones fundamentales que respaldan la implementación del modelo Barnahus
El modelo Barnahus, cuyo nombre significa "la casa de los niños y las niñas" en islandés, ha surgido tanto en Irlanda como en Estados Unidos, y se está expandiendo por varios países nórdicos y europeos. Este modelo tiene como objetivo principal proporcionar atención integral a todos los niños y adolescentes víctimas de violencia sexual en un único lugar. La razón detrás de esta iniciativa se fundamenta en informes estadísticos y análisis de Naciones Unidas, Chile y Grecia, que revelan una preocupante realidad: los menores víctimas de violencia sexual se ven obligados a repetir su testimonio en múltiples entornos, incluyendo comisarías, escuelas, ámbitos familiares y juzgados, a veces en hasta ocho instancias diferentes. Esta repetición del relato conlleva altos niveles de revictimización, exacerbando el sufrimiento y el trauma de los afectados. Por lo tanto, el enfoque de Barnahus busca evitar esta situación al centralizar todos los servicios relacionados en un único espacio físico, donde se garantice una atención coordinada y compasiva para los niños y adolescentes afectados. Esta iniciativa también resalta la importancia de contar con profesionales capacitados y coordinados en cada etapa del proceso, desde la exploración médica inicial hasta el tratamiento psicológico posterior, con el objetivo de brindar el apoyo más efectivo y adecuado a los menores en situaciones tan delicadas.
El modelo busca transformar todo en un entorno unificado, específicamente diseñado para ofrecer un ambiente acogedor y amigable a todos los niños y adolescentes. Se enfoca en evitar que este entorno se asemeje a un hospital, comisaría o juzgado, lugares que pueden resultar poco adecuados para los menores. Las casas Barnahus comparten características similares en términos de diseño, mobiliario, distribución de espacios y elementos como la luz natural, todos adaptados para ser inclusivos y confortables para niños y adolescentes.
Este enfoque busca abordar desde la exploración psicosocial, hasta las intervenciones terapéuticas que sean necesarias. Cuando se presenta una denuncia y se inicia un expediente, similar al proceso del sistema de protección en otras regiones, se evalúa el caso en su totalidad, incluyendo a la niña, o niño y a la familia. Se exploran posibles indicadores relacionados con la violencia sexual, brindándoles apoyo, contención y preservando su relato. La intención es generar una prueba preconstituida, una instancia única donde se toma el testimonio, con el objetivo de evitar que los menores tengan que repetir su experiencia en múltiples ocasiones.
La premisa es que el testimonio del niño se registre únicamente una vez en el Barnahus. Contamos con una sala dedicada exclusivamente a la grabación de este testimonio, que servirá como prueba durante el juicio. Una vez registrado, el niño no será llamado nuevamente para repetir su testimonio en el día del juicio. Proporcionamos apoyo psicosocial integral y, si es necesario, iniciamos el tratamiento con el niño o la niña.
Contamos con un equipo de psicólogas especializadas en trauma que desarrollan programas y planes de trabajo específicos para cada niño. Además, ofrecemos terapia asistida con perros en un espacio designado para ello, reservado para casos donde se considera beneficioso. También disponemos de una sala de realidad inmersiva, que proyecta imágenes en las paredes para ofrecer sesiones de mindfulness, juegos y actividades interactivas para los niños. Esta sala puede transformarse en diferentes escenarios, como una selva, una playa o un campo de flores, lo que permite trabajar las entrevistas y otras actividades de manera más dinámica y efectiva con los niños.
- ¿Cuál es tu rol en este proyecto?
Ocupo el cargo de coordinadora en una de las sedes Barnahus, específicamente en la ubicada en Granollers, Barcelona. Desde noviembre del año pasado, estoy a cargo de la coordinación de este proyecto.
En Cataluña, actualmente se están inaugurando 13 nuevas casas Barnahus. Desde el año 2020, se ha estado llevando a cabo un plan piloto en la provincia de Tarragona, y debido al éxito de las intervenciones en esta primera Barnahus en Cataluña, se planifica la apertura de 13 adicionales. El objetivo principal en Barnahus Granollers es atender todos los casos de sospecha y de violencia sexual en la comarca de Vallès Oriental, para reducir la revictimización secundaria y brindar seguimiento y tratamiento a los niños y niñas vulnerables. También buscamos proporcionar herramientas a las familias para que puedan acompañar a los niños en este proceso, ya que a menudo resulta más difícil para los cuidadores comprender y manejar adecuadamente la situación.
- ¿Cuál creés que es el impacto más significativo que observaste en la implementación del modelo de la Barnahus en la provincia de Barcelona desde que comenzaste a coordinar esta sede?
El impacto más significativo que he observado en la implementación del modelo de Barnahus en la provincia de Barcelona desde que comencé a coordinar esta sede es la manera en que hemos puesto sobre la mesa el problema de la violencia sexual. El tema no es nuevo, pero hemos logrado evidenciar su magnitud y la necesidad de abordarlo de manera especializada. A pesar de que hay equipos de trabajo comprometidos y recursos disponibles, la victimización sigue presente en la vida de las personas que han sufrido violencia sexual. Uno de los mayores impactos ha sido la creación de recursos específicos para abordar este problema, como lo evidencian los más de 700 casos atendidos en la provincia de Tarragona en los últimos tres años. Además, el trabajo interdisciplinario que implica este proyecto es fundamental. Coordinar la intervención de distintas disciplinas presenta desafíos importantes pero es crucial para proporcionar una atención integral a los niños y niñas afectados. La coordinación entre profesionales permite evitar duplicaciones de trabajo y exploraciones, mejorando así la calidad de la atención brindada. En resumen, el impacto del modelo de Barnahus se refleja en la mejora del bienestar de los niños y niñas afectados, a pesar de los desafíos que implica la coordinación interdisciplinaria.
-¿Y crees que es viable generar un proyecto del estilo acá en Uruguay? ¿Cómo?
Considero que el proyecto requiere flexibilidad, recursos económicos y la colaboración de instituciones comprometidas. A pesar de los desafíos, creo firmemente que no es imposible. Sugiero que, aunque no sea viable replicarlo exactamente, podría adaptarse al contexto uruguayo. Enfatizo la importancia de pensar en estrategias para mejorar la atención a niños, niñas y adolescentes en situaciones difíciles, aprovechando los recursos disponibles en Uruguay. Destaco la centralización de casos como una medida crucial para garantizar una respuesta efectiva desde el sistema de protección. Concluyo que, si logramos organizar y adaptar el proyecto a las circunstancias locales, podríamos asegurar su efectividad en Uruguay.
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